ASUNTO. P. Santiago
Queridos Franciscanos de María, la palabra de vida de esta semana nos invita a luchar contra el pecado, pero empieza por recordarnos que no somos nosotros los que vamos a poder derrotarle, sino que es Cristo y sólo Cristo quien puede hacerlo.
Él según la definición que dio Juan el Bautista, es quien "quita el pecado del mundo" .
De echo, esa es su misión, su tarea: acabar con el pecado. Ese pecado se puede dividir en dos grades grupos, relacionados entre sí: el pecado estructural y el pecado individual: el primero sería la suma de los segundos, más el valos añadido que esa suma representa; ontra el pecado estructural -el hambre en el mundo, el paro, la injusticia social, el tráfico de drogas, etc- tenemos la impresión de que podemos hacer poco y eso quizá nos lleva a no hacer nada; contra el segundo -nuestros propios pecados- sí podemos actuar, pero si no lo hacemos a veces es porque pensamos que no merece la pena luchar dado que vamos a reincidir en aquello de lo que poco antes nos habíamos arrepentido y confesado. En cualquiera de los dos casos, hay que tener en cuenta que no somos nosotros sino que es Cristo quien quita el pecado del mundo, nosotros debemos colaborar con Cristo en esa lucha, pero es Él quien hace el milagro de vencer al enemigo, a satanás, que es quién está detras de todo pecado.
Por eso, esta semana tenemos que empezar por reforzar nuestra unión con Dios, para que Él nos limpie y nos dé fuerza para luchar contra el pecado. Luego deberemos de ver qué podemos hacer para enfrentarnos con un tipo de pecado y con otro. En un caso será evitar la colaboración con aquellos que están detras de los pecados estructurales o ir directamente contra ellos; en el otro, nuestra actuación deberá ir dirijida a evitar las circunstancias que en ocaciones anteriores nos han facilitado el pecado , nos han empujado a él.
No conviene olvidar, además, que el gran debate de hoy se libra en torno a la existencia o no del propio pecado. Los de la tolerancia, los autoproclamados progresistas, niegan que el pecado exista. Para ellos esa terminología es inaceptable. Nada es pecado, pues no existe una ley moral objetiva que determine que algo es malo o bueno. Lo único que se puede decir de un comportamiento es si es legal o ilegal y esto en si mismo es relativo, pues lo que hoy es ilegal mañana puede ser legal, como de echo ha sucedido en tantos casos. En cambio, nosotros los católicos si que creemos en la existencia del pecado; rechazamos ese concepto de tolerancia - que implica que no puede juzgar nada de lo que el prójimo haga y que debes aceptarlño todo como si fuera bueno, con tal de que no esté prohibido- y proclamamos en cambio nuestra fe en la misericodia. La Misericordia significa que el pecado existe y que no podemos tolerarlo y darlo por bueno, pero que, a la vez, estamos dispuestos a perdonar a quien los comente. La misericordia rechaza el pecado pero extiende la mano hacia el pecador; la tolerancia, en cambio, acepta el pecado prque niega su existencia y deja a quien lo comete a solas ante los resultados de su comportamiento, resultdos que inevitablemnte caerán sobre él porque, les guste o no, la realidad existe.
En cuanto al tema de formación de esta semana, nos invita a meditar el Magnificat y, siguiendo la enseñanza de María, a confiar en Dios que no abandona nunca a los que se mantienen a su lado.
ESTAMOS TODOS DE FIESTA CON LA NOTICIA DE LA BEATIFICACIÓN DE JUA PABLO II EL PRÓXIMO 1 DE MAYO. ES NUESTRO PAPA , EL PAPA DE NUESTRA VIDA, Y LA IGLESIA CON ESTA BEATIFICACIÓN CONFIRMA LO QUE TODOS NOSOTROS HEMOS SENTIDO: QUE ES UN SANTO Y QUE SU EJEMPLO Y SU MENSAJE SON UN CAMINO SEGURO PARA LA SANTIFICACIÓN.
Os agradezco a todos vuestras oraciones por el éxito de la peregrinación a Tierra Santa. En cada uno de los santos lugares visitados os he tenido muy presentes, sobre todo rezando por aquelos que me habíais pedido oraciones o por aquelos que sabía que estaban sufriendo.
Que Dios os bendiga.
P. Santiago.
domingo, 16 de enero de 2011
PALABRA DE VIDA: CONTRA EL PECADO
"Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn 1,29 )
Juan Bautista presenta a Jesús con un título y una misión que han servido después para identificar a Cristo a lo largo de los siglos. Le llama "Cordero de Dios", con todas las alusiones que lleva consigo ese apelativo y que anuncian ya, mucho antes del Viernes Santo, cuál será el final del Maestro. Y dice de Él que ha venido "a quitar el pecado del mundo".
La definición de Juan no convienen olvidarla. No conviene perder de vista algo que lentamente tendemos a oscurecer: que Cristo es el Salvador, el Redentor, el Libertador de la humanidad. Y que esa liberación se ha echo mediante la lucha contra el pecado.
Hay un pecado que podriamos llamar estructural, social, que tiene terribles consecuencias sobre multitudes. Pocas veces podemos hacer algo contra este pecado, pues casi todos nosotros somos demasiados pequeños. Hay otro pecado que nos cae más a mano y es el nuestro; contra ése sí podemos luchar . Y resulta que este pecado fastidia enormemente a los que nos rodean, haciéndoles con frecuencia la vida dificil e incluso imposible.
Dejemos a Jesús que quite el pecado del mundo -el estructural y el personal- .
Colaboremos con Él luchando contra ambos pecados, con todas nuestras fuerzas. Por el bien nuestro y el del prójimo.
Própósito: Colaborar para que desaparezcan las injusticias sociales y la violencia, al menos con la oración. Quitar nuestros pecados con la confesión.
Pide a María su ayuda para realizar este ejercicio.
Dialoga con tu escuela de agradecimiento qué tipo de injusticias puede haber en tu hogar y trabajo y, que puedes hacer al respecto.
Juan Bautista presenta a Jesús con un título y una misión que han servido después para identificar a Cristo a lo largo de los siglos. Le llama "Cordero de Dios", con todas las alusiones que lleva consigo ese apelativo y que anuncian ya, mucho antes del Viernes Santo, cuál será el final del Maestro. Y dice de Él que ha venido "a quitar el pecado del mundo".
La definición de Juan no convienen olvidarla. No conviene perder de vista algo que lentamente tendemos a oscurecer: que Cristo es el Salvador, el Redentor, el Libertador de la humanidad. Y que esa liberación se ha echo mediante la lucha contra el pecado.
Hay un pecado que podriamos llamar estructural, social, que tiene terribles consecuencias sobre multitudes. Pocas veces podemos hacer algo contra este pecado, pues casi todos nosotros somos demasiados pequeños. Hay otro pecado que nos cae más a mano y es el nuestro; contra ése sí podemos luchar . Y resulta que este pecado fastidia enormemente a los que nos rodean, haciéndoles con frecuencia la vida dificil e incluso imposible.
Dejemos a Jesús que quite el pecado del mundo -el estructural y el personal- .
Colaboremos con Él luchando contra ambos pecados, con todas nuestras fuerzas. Por el bien nuestro y el del prójimo.
Própósito: Colaborar para que desaparezcan las injusticias sociales y la violencia, al menos con la oración. Quitar nuestros pecados con la confesión.
Pide a María su ayuda para realizar este ejercicio.
Dialoga con tu escuela de agradecimiento qué tipo de injusticias puede haber en tu hogar y trabajo y, que puedes hacer al respecto.
domingo, 9 de enero de 2011
Palabara de Vida: Bautismo el Señor.
Los Treinta Años del Carpintero. 9 de Enero de 2011.
"Apena se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el Cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una Paloma y se posaba sobre Él. Y vino una voz desde el cielo que decía: Éste es mi Hijo, el Amado, Mi Predilecto" (Mt 3, 16-17)
Apenas unos días después de celebrar los misterios de la Navidad, la Iglesia propone a los cristianos la vida pública de Jesús. Vida pública que empieza no con el milagro de las bodas de Caná, sino con el Bautizmo del Señor en el Jordán. En muy poco tiempo, la Lituigia nos hace pasar de la cuna a la madurez, como en las películas. Esto tiene el inconveniente de que nos hace olvidar lo que constituyó la mayor parte de la vidra de Cristo: la etapa de Nazaret. De este modo se corre el riesgo de olvidar que Cristo, con toda la urgencia que tenia por salvar a la humanidad, estuvo treinta años "SIN HACER NADA". En realidad no es que no hiciera nada , pero vivió sin hacer milagros - al menos públicos- y sin predicar. Era Dios y, por lo tanto,era Amor también en esa etapa, a pesar de lo cual se mantuvo en la oscuridad, dejando psar un tiempo que, a nuestros ojos,era precioso y que, seguramente, , le habríamos aconsejado que aprovechara de otro manera.
Pero como Dios es más sabio que nosotros, nos convienen aprender de Él e intentar imitarle, también en algo tan paradójico como la vida oculta en Nazaret. Imitar a Jesús en esa larga etapa de su existencia está, curiosamente, muy a nuestro alcance. Le imitamos, por ejemplo, cumpliendo bien nuestras obligaciones profecinales, cuidando de nuestra familia , siendo buenos ciudadanos, siendo buenos enfermos, buenos jubilados o buenos jóvenes. No está a nuestro alcance hacer milagros -aunque sí pedirlos-, pero si podemos vivir bien la vida normal y corriente que nos ha tocado vivir . También sin llamar la atención se puede ser Santo y hacer el bien. Como Jesús.
Propósito: Cumplir bien nuestro trabajo profecinal.
Atender a nuestras obligaciones con la Familia, con la sociedad. Ser conciente de que incluso lo rutinario puede hacerse por Amor y con Amor .
"Apena se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el Cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una Paloma y se posaba sobre Él. Y vino una voz desde el cielo que decía: Éste es mi Hijo, el Amado, Mi Predilecto" (Mt 3, 16-17)
Apenas unos días después de celebrar los misterios de la Navidad, la Iglesia propone a los cristianos la vida pública de Jesús. Vida pública que empieza no con el milagro de las bodas de Caná, sino con el Bautizmo del Señor en el Jordán. En muy poco tiempo, la Lituigia nos hace pasar de la cuna a la madurez, como en las películas. Esto tiene el inconveniente de que nos hace olvidar lo que constituyó la mayor parte de la vidra de Cristo: la etapa de Nazaret. De este modo se corre el riesgo de olvidar que Cristo, con toda la urgencia que tenia por salvar a la humanidad, estuvo treinta años "SIN HACER NADA". En realidad no es que no hiciera nada , pero vivió sin hacer milagros - al menos públicos- y sin predicar. Era Dios y, por lo tanto,era Amor también en esa etapa, a pesar de lo cual se mantuvo en la oscuridad, dejando psar un tiempo que, a nuestros ojos,era precioso y que, seguramente, , le habríamos aconsejado que aprovechara de otro manera.
Pero como Dios es más sabio que nosotros, nos convienen aprender de Él e intentar imitarle, también en algo tan paradójico como la vida oculta en Nazaret. Imitar a Jesús en esa larga etapa de su existencia está, curiosamente, muy a nuestro alcance. Le imitamos, por ejemplo, cumpliendo bien nuestras obligaciones profecinales, cuidando de nuestra familia , siendo buenos ciudadanos, siendo buenos enfermos, buenos jubilados o buenos jóvenes. No está a nuestro alcance hacer milagros -aunque sí pedirlos-, pero si podemos vivir bien la vida normal y corriente que nos ha tocado vivir . También sin llamar la atención se puede ser Santo y hacer el bien. Como Jesús.
Propósito: Cumplir bien nuestro trabajo profecinal.
Atender a nuestras obligaciones con la Familia, con la sociedad. Ser conciente de que incluso lo rutinario puede hacerse por Amor y con Amor .
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