martes, 19 de julio de 2011

SEGUNDO PASO: REUNIR LAS PERSONAS ADECUADAS

SEGUNDO PASO: REUNIR LAS PERSONAS ADECUADAS


Sabiendo ya lo que se busca al acudir a una "escuela de agradecimiento", para poner en marcha uno de estos grupos hay que llevar a cabo una labor de apostolado mediante la cual se ofrecerá a aquellos a los que creamos que puede interesarle profundizar en esta experiencia humana y religiosa. Es muy importante dejar claro desde el principio lo que se afirmaba al final del apartado anterior: es un grupo católico que quiere estar siempre en sintonía con la Iglesia católica, fiel al Papa y los Obispos. Además de esta fidelidad a la Iglesia y a su jerarquía, las personas invitadas a la "escuela" deben aceptar también la fidelidad no sólo a la espiritualidad sino al método.

Este método consta de dos partes. Una se hace en la reunión de grupo y la otra fuera de ella. Dentro de la reunión de grupo, en lo que propiamente se llamaría “escuela de agradecimiento”, los miembros que la integran van a poner en común el resultado de su trabajo durante la semana y van a tomar conciencia de cuál es el trabajo que deberán hacer durante la semana siguiente. Lo importante, pues, no es lo que se hace en la reunión de grupo, sino lo que se hace fuera de ella. La reunión es siempre un punto de llegada y un punto de partida. Se llega con las experiencias vividas durante la semana y se sale para llevar a cabo nuevos actos de amor; la presencia del Señor en medio de los discípulos (Mt 18, 20) es la que garantiza, si de verdad está presente, que durante la celebración de la reunión se produzca un encuentro gratificante, consolador, iluminador con el propio Cristo y se salga de la escuela con un ímpetu mayor, con un deseo mayor de amar y hacer amar a Cristo. La “tarea” semanal consiste en el cumplimiento personal de tres tareas, complementarias e igualmente importantes. La primera es la que concierne a la vida espiritual (oración diaria, misa diaria cuando es posible, confesión frecuente). La segunda hace referencia a la formación (dentro de la oración diaria no debe falta un tiempo de meditación sobre los motivos de agradecimiento que tenemos para con Dios, especialmente aquellos que vienen indicados en el Tema de Formación del mes). La tercera concierne a la práctica del Evangelio como demostración concreta del amor que le tenemos al Señor (consiste en la puesta en práctica del propósito semanal, llamado “palabra de vida”, extraído del Evangelio del domingo). Como se ha dicho, además de esta tarea que el miembro de la “escuela” debe llevar a cabo en su vida normal y de la que se hace revisión en la reunión, se invita a todos los Franciscanos de María (esta invitación se convierte en un compromiso para los que han hecho las promesas) a llevar a cabo actividades de voluntariado al servicio de los necesitados, siempre que les sea posible.

Todos pueden ser invitados a las “escuelas de agradecimiento”, incluidos aquellos que participan en otros movimientos de espiritualidad en la Iglesia, siempre que no les cree confusión y que ellos experimenten lo que aprenden en la “escuela” como algo complementario a lo que aprenden en otros sitios. El grupo se puede constituir con personas casadas o solteras, jóvenes o mayores. Sería deseable buscar la mayor homogeneidad posible: edades parecidas o situaciones civiles semejantes; por ejemplo: una "escuela de agradecimiento" de jóvenes, o de matrimonios, o de señoras. De este modo se puede profundizar más en la comunicación, pues la similitud de situaciones ayuda a que la comprensión entre los miembros de la escuela sea mayor.



TERCER PASO: CRECER EN UNIDAD

Sabiendo ya lo que se quiere hacer y contando con alguien para hacerlo, a continuación hay que ponerse en comunicación con la fuente de donde ha surgido esta espiritualidad. Esta unidad con la fuente es imprescindible para crecer de forma coherente y recta, sin desviaciones. De lo contrario, se puede caer en la manipulación de un carisma eclesial, apropiándose indebidamente un nombre y un proyecto. Si bien las "escuelas de agradecimiento" gozan de un amplio grado de autonomía, la práctica de esta espiritualidad supone hacerlo todo en unidad, pues sin unidad no hay amor y sin amor no cabe ningún agradecimiento.

Para informarse acerca de cualquier requisito que se precise, se puede hacer por correo electrónico a: consultas@frmaria.org o al coordinador que los Franciscanos de María tienen en cada país (ver la sección Contacte con nosotros en esta misma página web).



El deseo de los Franciscanos de María, como se ha dicho, es llenar el mundo de personas que vivan una relación con Dios y con el prójimo basada en la gratitud. Personas que, además de acercarse al Señor a pedirle ayuda, acudan también a su lado a darle las gracias y a ofrecerse a Él. Nuestro sueño sería llenar el mundo de cristianos que vivan una relación con Dios tal que, si San Francisco volviera a tener la visión que tuvo, saliera de ella riendo y no llorando, a la vez que decía: "El Amor sí es amado". Queremos amar al Amor y hacerle amar. Por eso nos llamamos "misioneros del agradecimiento". Pero nada de todo esto será posible sin la unidad –a la jerarquía de la Iglesia y entre nosotros-, pues la evangelización tiene como requisito imprescindible la acción de Dios, ya que es Él quien toca los corazones de los hombres y enciende en ellos la llama de su amor. Y fue él quien dijo, en aquella oración al Padre pronunciada a modo de testamento poco antes de morir: "Padre, que todos sean uno para que el mundo crea". Sin unidad no hay eficacia apostólica posible y nuestra misión estará condenada al fracaso.

CÓMO FUNCIONA UNA ESCUELA DE AGRADECIMIENTO

PRIMER PASO: CONOCER Y VIVIR LA ESPIRITUALIDAD

Para poner en marcha una "escuela de agradecimiento", es necesario que quien tiene la iniciativa conozca primero la espiritualidad de los Franciscanos de María y la esté intentando practicar. También debe conocer, al menos teóricamente, el método de funcionamiento de las escuelas.

La espiritualidad del agradecimiento es una espiritualidad que tiene muchas facetas, pero que se puede resumir en una palabra y en dos personajes como modelos para vivir esa palabra. La palabra es gratitud y los personajes son la Santísima Virgen María y San Francisco de Asís.

El agradecimiento es una virtud humana que todos deberíamos practicar para ser verdaderos seres humanos maduros. Desde esta perspectiva meramente humana, se practica hacia muchos: los padres, que nos han dado la vida; todos los que nos dan o nos han dado en algún momento apoyo y afecto; los que nos han ayudado en cuestiones económicas o laborales; los que han contribuido a nuestra formación, y un largo etcétera. Pero, sobre todo, el agradecimiento es una virtud que tiene una profunda raíz cristiana, pues no en vano Cristo quiso que su liturgia, su modo perfecto de relacionar a Dios con los hombres, fuera una "acción de gracias", una "Eucaristía". Vivir el agradecimiento desde una perspectiva religiosa significa vivirlo desde una perspectiva humana y añadirle la dimensión espiritual, o lo que es lo mismo: introducir en los motivos de agradecimiento la deuda de amor que tenemos para con Dios y darle a la gratitud el carácter de "deber", tanto cuando se aplica a Dios como cuando se aplica a los hombres. El cristiano es consciente del infinito amor que Dios le tiene y sabe que tiene para con su Señor un "deber" de gratitud; sabe también que esa gratitud es una obligación para con el prójimo –familia, amigos y todos los demás que han hecho algo por él de alguna manera-. La "escuela de agradecimiento" va a intentar despertar en el "alumno" que acude a ella la conciencia de esa deuda y de esos deberes. Se tratará, pues, de hacerse conscientes de que Dios nos ama y de que hay muchas cosas en la vida que están yendo bien, por mucho que haya otras que están yendo mal. Se asiste a la "escuela de agradecimiento" para aprender a agradecer, a Dios y al prójimo, y para ello hay que ir descubriendo cuáles son los motivos de agradecimiento.

Si esta es la espiritualidad, los dos modelos que tenemos los Franciscanos de María para intentar vivirla son la Santísima Virgen y San Francisco de Asís.

Fue San Francisco aquel al cual el Señor le reveló su dolor porque los hombres no le amaban y sólo acudían a Él a pedirle cosas; las palabras del santo de Asís: "El Amor no es amado", son una expresión del dolor que sienten los verdaderos cristianos cuando comprenden que el Señor sufre al no encontrar en los hombres el amor al que tiene derecho. Hacer amar al Amor, hacer amar a Cristo que es el Amor, y empezar a amarlo uno mismo, es el objetivo de los "misioneros del agradecimiento" y, como se ha dicho, tienen en San Francisco un modelo histórico de primera magnitud.

En cuanto a la Santísima Virgen, ella más que nadie vivió esta espiritualidad, pues en su corazón purísimo no cabía otra motivación para amar a su divino Hijo que la gratitud. Si nadie ama a un hijo como su padre o su madre, nadie como María nos puede enseñar a amar a Jesús. En ella no había sombra de egoísmo para relacionarse con Jesús, ni tampoco de miedo. No hacía las cosas por deseo de ir al cielo o por temor de ir al infierno, aunque, naturalmente, su deseo era estar la vida entera en el paraíso. Más allá del legítimo interés por salvarse, lo que primaba en el Corazón Inmaculado de María era la gratitud hacia Dios. Toda su vida, podemos afirmarlo, fue una verdadera "eucaristía", una continua acción de gracias.

Es importante aclarar desde el principio que tanto la Santísima Virgen como San Francisco de Asís son dos personajes cien por cien católicos. Ambos nos remiten, por lo tanto, a la fidelidad plena a la Iglesia católica, al Vicario de Cristo en la tierra –el Papa- y a los Obispos diocesanos, sucesores de los Apóstoles. Ninguna sombra de duda puede quedar sobre este aspecto, tanto en el que pone en marcha un grupo como en los que participan en él.

lunes, 18 de julio de 2011

Queridos franciscanos de María:

Enviado: sábado, 16 de julio, 2011 11:58:06


Asunto: P.Santiago



Queridos franciscanos de María, el domingo pasado el Evangelio nos hablaba de un sembrador que hacía su trabajo y que no veía siempre coronado con éxito su esfuerzo. Este domingo continúa el texto de Mateo con otra parábola que utiliza de nuevo los ejemplos que la gente que rodeaba a Jesús podía entender bien. Nos habla de lo que sucede cuando nuestro esfuerzo se ve entorpecido por la maldad de otros. El Señor quiere enseñarnos, de este modo, qué debemos hacer ante situaciones así.



Pongamos nosotros también nuestro ejemplo. Unos padres católicos que se han esmerado en educar a sus hijos conforme a sus principios. Que los han llevado a un colegio de religiosos y a una buena parroquia. Y que luego ven cómo a partir de la adolescencia se alejan de la práctica religiosa, terminando por llevar una vida que, al menos en algunos puntos, es totalmente contraria a la moral católica. Han procurado para sus hijos lo mejor, siendo conscientes de que ante todo debían transmitirles la fe de sus mayores, como el gran recurso en el que apoyarse para hacer frente a la lucha de la vida. Y se sienten frustrados. Quizá han triunfado en otras cosas pero en eso, que consideran lo prioritario, han fracasado.



¿Qué nos enseña esta parábola? Ante todo, a tener paciencia. El dueño del campo calma a los obreros que, irritados, quieren ir a arrancar la cizaña, advirtiéndoles de que con ellos estropearían toda la cosecha. Hay que tener paciencia y confianza en Dios. Pero claro, la paciencia y la confianza no son sinónimos de inactividad, de inoperancia. Por eso les propone un plan: esperemos a que cada cosa –el trigo y la cizaña- den señales más claras de qué es cada una de ellas, porque cuando están naciendo se parecen mucho. Luego llegará la hora de separarlas. O lo que es lo mismo, como el mal se destruye a sí mismo, pues las malas obras no sirven para construir nada sino sólo para destruir, dedícate a hacer buenas obras y espera, cargándote de argumentos y llenando tus manos de santidad. ¿No es verdad que nuestros enemigos han utilizado contra nosotros los malos ejemplos que algunos de los nuestros han dado? Pues bien, atesoremos buenos ejemplos que ofrecer y recordémosles que lo que está pasando en esta sociedad gravemente enferma no es nuestra responsabilidad sino la de aquellos que han echado a Dios de su trono para colocar en él al hombre. La deificación del hombre, con su herramienta ideológica que es el relativismo, es la causa de lo que nos sucede. Mientras que el camino del bien conduce a la felicidad, el del mal sólo produce desgracias.



Quizá está llegando la hora de la cosecha a la que se refería Jesús en la parábola de este domingo. Una hora en la que se ve bien cuál es el fruto bueno y cuál el malo. Debemos hablar, debemos decir a los que nos rodean y están asustados por la crisis –y probablemente afectados por ella-, que no es otra cosa más que la consecuencia de un tipo de vida sin normas éticas. Porque lo que ha pasado no es que exista el pecado –siempre ha existido-, sino que ha desaparecido la conciencia de pecado y, con ello, ha desaparecido el propósito de enmienda, la lucha por mejorar, ese volver a empezar que nos dignifica y nos hace acreedores de la divina misericordia. El mundo de hoy es un mundo abandonado, rendido, no al pecado sino a la ausencia de sentido de culpa. Por eso se autodestruye. Por eso tenemos que colaborar con Cristo en la obra de la redención, diciendo a todos el por qué pasa lo que pasa.



Aprovecho para felicitaros hoy, día de la Virgen del Carmen, una fiesta especialmente hermosa para los que amamos a María. A ella nos encomendamos siempre.



Que Dios os bendiga.



P.Santiago

XVI domingo: Las manos llenas

17 de julio de 2011


“El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó” (Mt 13, 24-25)

Esta parábola es una fiel descripción de la vida misma. Mientras algunos se esfuerzan por hacer el bien, otros van por detrás sembrando cizaña, haciendo el mal, destruyendo la labor que los otros han hecho. Y como es más fácil destruir que construir, con frecuencia tenemos la impresión de que el mal avanza y de que el bien pierde continuamente terreno. Esto nos suele producir desánimo e incluso crisis de fe, y con frecuencia –como en la parábola-, le preguntamos al Señor que por qué lo permite, que por qué no interviene.



Dios tiene su tiempo y, desde luego, no es el nuestro. Debemos fiarnos de Él, pues sabe lo que se hace. Pero podemos y debemos hacer algo más. No basta con no desanimarse, hay que pasar a la acción e intentar vencer al mal con el bien. Debemos trabajar más rápido que nuestros enemigos y para ello tenemos que pensar en el magnífico salario que Cristo nos ha prometido: la vida eterna. ¿Qué haríamos por dinero? ¿No perdonaríamos, no socorreríamos, no estaríamos al lado del que sufre? Y si eso lo haríamos por cantidades más o menos grandes de dinero, ¿por qué no hacerlo por amor a un Dios que es nuestro Creador, que ha dado la vida por nosotros y que –no lo olvidemos- nos va a juzgar?

Propósito: Vencer al mal a furza del bien. Establecer
propósitos concretos, a nuestro alcance, para no caer
en la generalización y la vaguedad. Y no desalentarse.

domingo, 10 de julio de 2011

Escuelas de Agradecimeinto

ESCUELAS DE AGRADECIMIENTO

Franciscanos de María









(guía de la reunión)



[ 1 ] EMPIEZA TU REUNIÓN CON UNA ORACIÓN (Padre Nuestro, Ave María, Gloria, jaculatoria)





 LA SEMANA PASADA : 3 de julio del 2011 



[ 2 ] ESPERA TU TURNO PARA DAR TU TESTIMONIO SOBRE CÓMO VIVISTE TU AMOR A DIOS (LA PALABRA DE VIDA)

Primero: recibir el consuelo que necesitamos, en la oración y la Eucaristía. Segundo: descubrir dónde hay personas sufriendo y ser su consuelo en el nombre de Cristo.



CRITERIOS PARA DAR TU TESTIMONIO DE LA PALABRA DE VIDA:

1. dar tu testimonio es amar a tu prójimo porque le animas a vivir el Evangelio. A la vez imitas la humildad de María, que contó su experiencia espiritual a Santa Isabel en el Magníficat, afirmando que es Dios el que obra las maravillas

2. únicamente comparte los testimonios positivos, no los pecados, experiencias negativas, errores o lo malo

3. sé breve

4. no uses este tiempo para desahogarte

5. estructura tu testimonio según la fórmula: SOR: expón la Situación, explica tu buena Obra y los Resultados obtenidos. Empieza diciendo: << doy gracias al Señor, que me ha permitido servirle esta semana así… >> y luego aplica SOR.



[ 3 ] COMPARTE LA MEDITACIÓN QUE REALIZASTE ACERCA DEL AMOR DE DIOS A TI (EL TEMA DE FORMACIÓN)

Tema libre.



CRITERIOS PARA DAR TU TESTIMONIO DEL TEMA DEL MES:

1. empieza diciendo: <>

2. narra brevemente los frutos de tu meditación y contemplación.





 ESTA SEMANA : 10 de julio del 2011 



[ 4 ] DEMUESTRA TU AMOR A DIOS VIVIENDO ESTA SEMANA LA SIGUIENTE PALABRA DE VIDA:

Cada vez que tengas ganas de quejarte de algo que va mal, en tu trabajo, familia o sociedad, piensa: ¿Qué puedo hacer, qué he hecho, qué estoy haciendo? Y haz algo.



AYUDAS PARA VIVIR LA PALABRA DE VIDA:

1. como misionero del agradecimiento que eres, muestra a los demás cómo debe amarse a Dios: sin interés ni egoísmo

2. vivir el Evangelio con amor y alegría es tu demostración al Señor de lo agradecido que estás por Su amor contigo

3. no interpretes el Evangelio sino esmérate en creer, ser fiel y ponerlo en práctica, aún si no entiendes.



[ 5 ] RECIBE Y AGRADECE A DIOS SU AMOR ORANDO CONTEMPLATIVAMENTE EL SIGUIENTE TEMA DE FORMACIÓN:

Tema libre.





AYUDAS PARA MEDITAR CON FRUTO EL TEMA DEL MES:

1. el Tema del Mes te ayuda a contemplar el amor de Dios a ti y te motiva a amarlo más y ser agradecido con El. Si te cuesta poner en acción la Palabra de Vida o no aportas testimonios, podría ser que no estás meditando el amor de Dios

2. si el Tema del Mes tratara de tu relación con el prójimo, intenta también aplicarla al amor de Dios a ti.

3. medita y ora en forma personal este material, aunque sea brevemente. Proponte un método; por ejemplo: hazlo cada vez después del Angelus, al pasar frente a una Iglesia, cuando te despiertas y antes de dormir.









[ 6 ] EL MINUTO DEL AGRADECIMIENTO



EL MINUTO DEL Toma turnos con tu Escuela de Agradecimiento para completar esta oración:

AGRADECIMIENTO “SEÑOR JESÚS, TE DOY GRACIAS DE CORAZÓN POR…”





[ 7 ] OFRENDA Y ORACIÓN DE CIERRE (como al inicio; incluye al Papa, Obispos, Sacerdotes, Padre Santiago y vocaciones).

Domingo XV Dar Fruto

Domingo XV Dar Fruto


“Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron..... El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos ciento, otros sesenta, otros treinta” (Mt 13, 3-9)

No necesitamos muchas explicaciones para entender la parábola del sembrador. Necesitamos más bien honradez para reconocer que en cada uno de nosotros se ha producido la siembra y en cambio no siempre se ha producido el fruto, o todo el fruto que podría haberse dado. Y no es porque la semilla no fuera buena, o porque no fuera bueno el campo, sino más bien porque el labrador -nosotros- no hemos cuidado el terreno, no hemos sabido sacar partido a los dones de Dios.

Quizá la mediocridad sea propia de la naturaleza humana, pero aun así es una lástima, una gran pérdida. Cabe recordar aquellos versos de José María Pemán, en "El divino impaciente", puestos en boca de San Francisco Javier:

"Soy más amigo del viento, señora,

que de la brisa.

Y hay que hacer el bien deprisa,

Que el mal no pierde momento".

Nos quejamos con frecuencia de las cosas que van mal. ¿Por qué no nos preguntamos qué podríamos hacer, qué hemos hecho o qué estamos haciendo para que vayan bien? Nadie te culpará de no haber hecho el bien que no puedes hacer, pero tus pecados de omisión serán inscritos en tu cuenta para siempre y probablemente constituirán la parte más larga, más oscura, más pesada en el día del juicio.

Propósito: Cada vez que tengas ganas de quejarte de algo que va mal, en tu trabajo, familia o sociedad, piensa: ¿Qué puedo hacer, qué he hecho, qué estoy haciendo? Y haz algo.





EJERCICIO PARA AYUDARTE A VIVIR LA PALABRA DE VIDA DE ESTA SEMANA



[ 1 ] Dialoga con tu escuela de agradecimiento acerca del Día del Juicio Personal y los sentimientos que

ese día tendremos acerca de la forma que vivimos.





¿Tienes un testimonio inspirador? Envíalo al Padre Santiago a: santiago@frmaria.org

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