martes, 30 de noviembre de 2010

Palabra de Vida: Domingo 1 Adviento: Acoger al Invitado..

                                                                                                            28 de Noviembre.
    "Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor". (Mt 24, 42)
           
      Empieza, el adviento y, con él, un nuevo año litúrgico. Comienza el tiempo
dedicado a preparar la Navidad y, como todo comienzo, tiene mucho de novedad,
a pesar  de que lo que vamos a recordar y renovar --la venida del Hijo de Dios--
es ya conocido por todos.
      La actitud con la que la Iglesia nos invita a estrenar este tiempo de preparación 
es la de estar en vela, la de irnos poniendo en condiciones para que la llegada 
del Señor no nos coja ni desprevenidos ni pocos preparados.
      Por eso la "Palabra de Vida" de esta semana nos dice que deberíamos actuar
como si en casa fuéramos a recibir a un invitado muy importante, el más importante
y como si corriéramos el riesgo de que, de no estar alerta, Él pasara de largo
sin detenerse. Claro que, para tener esta actitud, hace falta que nos interese de
verdad su venida y acogerle en nuestra casa, hace falta que consideremos el encuentro
con Él como la mayor suerte que nos ha podido deparar la vida. Por desgracia, si ir a
misa o comulgar estuviera unido a recibir dinero o tener unos gramos más de salud, 
seguro que habría muchos que no faltarían a la cita dominical. ¿Qué estaría yo 
dispuesto a hacer por un millón de euros? No habría sacrificio fisico que despreciase,
ni esfuerzo que no afrontase; no me importaría lo temprano que tuviese que sonar el 
despertador o la paciencia que tuviese que emplear con mi jefe. ¿Y pot Ti, Señor?
¿Es que, no vales Tú más que eso? ¿Es que Tu amistad no tiene un valor mayor  que
el dinero? ¿Quién estaba a mi lado cuando me fallaron los amigos? 
¿Quién estará cuando me llegue la muerte? ¿Quién ha echo por mí tan solo una 
pequeña parte de lo que has echo Tú?.
    Cristo necesita que le quieras por Él mismo y está esperando que le acojas como el mejor invitado.

 Propósito.- Prepararnos para acoger a Cristo en nuestra vida con un buen examen de conciencia, para descubrir qué hemos hecho mal e intentar corregirlo. Rezar e ir a Misa más.


  

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